domingo, 19 de octubre de 2014

Despedida de un grande de la historieta nacional...

ENRIQUE VILLAGRAN (Q.E.P.D.)
 
Lo conocí en el estudio NIPPUR IV.
Fue un extraordinario artista, pero fue mejor persona...

Tengo el orgullo que le puso su arte a mi primera serie en la Editorial Columba: ARGON EL JUSTICIERO. Luego, colaboramos en varias historietas unitarias y en la continuación de la serie LOS AVENTUREROS.

Enrique Villagrán ya forma parte de la rica historia de nuestra historieta nacional.

No quiero recordarlo con tristeza, porque sé que a él no le gustaría.  Quiero recordarlo con la alegría y el placer que me dieron siempre sus extraordinarias ilustraciones.

No se fué del todo, porque siempre estará en la memoria de quienes lo conocimos y en la de millones de lectores que durante décadas disfrutaron de su magnífico arte.





Para la historia de la historieta: la revista Intervalo a través del tiempo



La recordada revista Intervalo de Editorial Columba marcó verdaderamente una época. El concepto de “novela gráfica” está plenamente justificado al contemplar las adaptaciones de célebres novelas interpretadas por los excelentes ilustradores de aquellos tiempos. 
Un coleccionista amigo tuvo la bondad de prestarme algunos ejemplares de esta maravillosa publicación que quiero compartir con todos ustedes, amigos lectores de estas páginas de cultura e historieta. 
Yo llegué a Columba allá por el año 1965 y puedo decir que trabajé allí prácticamente durante la mitad de la existencia de la editorial (desde 1928 a 2000- 72 años ininterrumpidos de publicaciones). Pero fue una delicia re-descubrir a ilustradores de la talla de José María Taggino, Martha Barnes, Daniel Haupt, Fernand, Arturo Castillo (no “del”). Jorge Pérez del Castillo, Porreca, Eugenio Colonnese, Leopoldo Durañona, David Cooper, junto a escritores como Ina Dahl, María Alicia Domínguez, Horacio Feans, Alicia Foyatier, Roberto Valenti, Adolfo Pérez Zelaschi. 
Ver, por ejemplo, en fotonovela “El galleguito de la cara sucia”, interpretado por el actor Eduardo Rudy, junto a historietas extranjeras como “Carol Day” y “Mary Worth”. Y andando el tiempo (viajero que nunca se detiene), llegaron autores como José Luis Arévalo (y sus seudónimos: Fernando Díaz Valenti y Polo Lavalle) Luis Ferreyra, Lizeth de Azcurra, Leonardo Vilela, Cristóbal María Paz, Pedro Mazzino (y sus numerosos seudónimos: Pier Michele, Paul Monier, Pitt Marber, Osvaldo Arregui, Paula Marín), Lex Lewis  y Virginia Lang (seudónimos de quien suscribe estas líneas), Noel Mc Leod (seudónimo de Robin Wood), Ricardo Ferrari y Francina Siquier, junto a ilustradores como Frank Szylagyi, Ricardo Villagrán (también autor de numerosas portadas de Intervalo), Alberto Salinas, Ernesto García Seijas, Carlos Vogt, Ávila, Carlos Eyré, Ángel Fernández, José García López, José María Pereyra, Moraga, Lucho Olivera, Rubal (Antonio Presa), Domingo Mandrafina, Laura Gulino, Alberto Saichann, Marcos Adán (Gustavo Trigo), Idelba Lidia Dapueto, Lucía Vergani, Sara López.
En cuanto a las series, ahí estaban: Francisco Monterrey, Flavia Mazzini, Cuentos de Almejas,  Historias de hombres y mujeres, Helena, Mi novia y yo, Gente de Blanco, La tía Tila, Amanda, Teenagers, Tiffany Thames (de Pat Tourret y Jenny Butterwood), por recordar solo algunas. 
Y por supuesto, las numerosas historias románticas unitarias que conformaban el grueso de la publicación, y aún más larga sería la lista si tuviera que agregar a las adaptaciones de películas y novelas que se hicieron. Aquí van entonces algunas de esas imágenes que lograron las delicias de lectores y lectoras de un tiempo pasado que; al menos en lo relativo a los sentimientos, la fantasía y el romanticismo, fue en mi modesta opinión, sin duda mejor que el que hoy nos toca transitar.













El Gaucho Molina

Y la batalla de Carmen de Patagones

El día en que la Patagonia pudo haber caído en manos brasileñas



Otro de los libros recientemente lanzados al mercado por Ediciones Argentinidad relata la historia de una batalla olvidada por la mayoría de los argentinos. Y fue un honor para mí el poder recrearla desde la narrativa de la novela histórica. Resultó librada el 7 de marzo de 1827 en la localidad de Carmen de Patagones y en el marco de la guerra contra el Imperio del Brasil. 
Una poderosa escuadra naval enviada por el emperador  Pedro I se propuso tomar la Patagonia argentina y destruir a los corsarios nacionales que allí tenían su apostadero. Todo estaba a su favor para lograrlo debido a la desproporción de fuerzas que se enfrentaron a orillas del río Negro. Pero nuestros escasos soldados, acompañados por vecinos y un puñado de gauchos “matreros” liderados por el baqueano José Luis Molina obtuvieron una victoria increíble que salvó a nuestra Patagonia. 
Este libro es también de edición limitada (al igual que “¡Patria!”) y no dudo que pronto se agotará, tal como ocurrió con los otros títulos que también son de mi autoría y forman parte de una mini-colección histórica de Ediciones Argentinidad: El gaucho Rivero y la conspiración para apoderarse de Malvinas, Falucho, el negro de San Martín y Calfucurá, el Atila de las Pampas. 
A quienes les interese descubrir a un héroe ignorado por nuestra historia oficial, como lo fue el gaucho José Luis Molina, no vacilo en decirles que les emocionará leer este volumen. 
Ojala lo disfruten como disfruté yo al escribir esta novela, amigos lectores.

 










¡PATRIA!

Poemas épicos argentinos
 
Este es el título de un nuevo libro de mi autoría recién salido de imprenta, producido por Ediciones Argentinidad. En esta ocasión me atrevo a hollar un terreno inexplorado para mí: el de la poesía épica. 
Se trata de casi treinta poemas que van acompañados de sus correspondientes ilustraciones, las que fueron realizadas por Maschi, Miguel Castro Rodríguez y Néstor Olivera. 
En este volumen y bajo la forma del verso se recrean las gestas de nuestra independencia, las figuras de nuestros próceres, nuestros héroes y heroínas poco conocidos y nuestros soldados de Malvinas, entre otros temas. 
La poesía de carácter épico ha sido (hasta donde entiendo) abandonada por nuestros poetas y mi sencilla intención es homenajear a esos héroes del ayer. Como dice la portada del libro: “Nuestra Patria se materializó con coraje, con la sangre vertida por hombres y mujeres que todo lo dieron y nada pidieron. Y ese es el motivo de este volumen, el de homenajear- mediante el recurso de la poesía épica- esos valores perennes que nos han sido legados por nuestros mayores… ¡Viva la Patria, argentinos!”
Es una edición limitada y creo que les emocionará leerla, tal como a mí me emocionó el escribirla.